Sorteo de entradas dobles para para la proyección “Madama Butterfly” en Cine Yelmo

Álava (Boulevard), Albacete (Vialia), Alicante (Puerta de Alicante), Almería (Roquetas), Gijón (Ocimax), Las Palmas (Las Arenas), Madrid (Ideal, Plaza Norte 2), Málaga (Vialia, Rincón de la Victoria), Oviedo (Los Prados), Santa Cruz de Tenerife (Meridiano), Tarragona (Parc Central), Valencia (Mercado de Campanar) y Vigo (Travesía Vigo).

Con esta ópera, Puccini alcanzó un nuevo nivel de sofisticación con su uso de la orquesta en esta partitura, con sutiles coloraciones y sonoridades. La historia de una joven geisha japonesa y su matrimonio con un oficial de la Marina estadounidense a principios del siglo XX explora temas como la tradición, la devoción, el honor y la justicia.

La excelsa ópera del compositor italiano, que además era una de sus óperas favoritas, sigue siendo una de las óperas más representadas a nivel mundial. De hecho, la primera proyección en el MET fue en 1907 con la presencia de Puccini y desde entonces no ha dejado de representarse siendo una de las producciones más queridas por el público. Ahora, el 11 de mayo se proyecta en directo desde Nueva York y el 21 de mayo en diferido. La nueva temporada MET regresará a Cine Yelmo en octubre con nuevos títulos que incluirán desde grandes clásicos hasta las producciones más innovadoras y vanguardistas.

La extraordinaria soprano Asmik Grigorian aborda el exigente papel de Cio-Cio-San, la leal geisha de la devastadora tragedia de Puccini. El tenor Jonathan Tetelman interpreta al insensible Pinkerton, cuya traición la destruye. La mezzosoprano Elizabeth DeShong repite el papel de la firme criada Suzuki, y el barítono Lucas Meachem es el cónsul americano Sharpless. El aclamado maestro Xian Zhang se sube al podio para dirigir la vívida producción de Anthony Minghella, el aclamado autor de las oscarizadas El paciente inglés y Cold Mountain, o la nominada al Premio de la Academia de Hollywood El talento de Mr. Ripley.

Madama Butterfly se desarrolla en la ciudad portuaria japonesa de Nagasaki a finales del siglo pasado. Japón estaba definiendo su papel global y Nagasaki era uno de los pocos puertos abiertos a barcos extranjeros, y con ellos los romances.