La fuerza del piano
Chopin (1810-1849)
Fantasía, op. 49
Nocturno n.º 1, op. 27
Nocturno n.º 2, op. 27
Balada n.º 4, op. 52
PAUSA
Mussorgsky (1839-1881)
Cuadros para una exposición
La fuerza del piano es la propuesta del concierto inaugural del 50 Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música de la UAM —¡50 años viviendo la música!— organizado por el CSIPM (Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música) en el que la prestigiosa pianista ucraniana Anna Fedorova interpretará obras de Frédéric Chopin y Modest Mussorgsky. El recital de piano solo comienza con la Fantasía en fa menor, op. 49. Chopin compuso esta obra cuando tenía 31 años, en octubre de 1841, y es una de las más largas. Dedicada a una de sus alumnas más fieles, la princesa Catherine de Souzzo, cuando Chopin terminó de componerla, escribió: “Hoy he terminado la Fantasía y el cielo es bello, tengo tristeza en el corazón, pero está bien. Si fuera de otra manera, quizás mi existencia no le merecería la pena a nadie”. Chopin se había vuelto muy exigente con sus obras, llenas de virtuosismo pianístico y de una belleza sublime. Las obras de Chopin son cortas en comparación con las obras de otros compositores del romanticismo, pero son precisamente esas miniaturas pianísticas las que lo consagraron como compositor. Prueba de ello son los dos Nocturnos op. 27, el segundo de los cuales interpretaba frecuentemente el compositor. La primera parte del programa se completa con la Balada op. 52, obra de mayor desarrollo que los nocturnos, pero con continuos contrastes y oportunidades para el virtuosismo.
En la segunda parte del recital, la pianista ucraniana interpretará la versión original para piano de Cuadros de una exposición, obra de uno de los compositores clave del nacionalismo musical ruso, Modest Mussorgsky. Los Cuadros de una exposición es probablemente más conocida en su versión orquestal (existen varias, pero ninguna de ellas es original de Mussorgsky). Se trata de una obra programática, en la que el propio compositor transmite su experiencia al visitar una exposición que existió realmente. En efecto, en febrero y marzo de 1874 se expusieron unas 400 obras del recientemente fallecido Viktor Hartmann; de entre ellas Mussorgsky escogió diez y sobre cada una de ellas escribió una “versión musical”, que realmente expresa las sensaciones que le suscitaban. Una introducción, Promenade, completa esta “suite” sobre la exposición de V. Hartmann, y reaparece como leitmotiv del deambular del compositor por la sala, desplazándose de uno a otro cuadro.
Es este un concierto singular, en el que la afinidad de la pianista con el repertorio resulta fundamental; Anna Fedorova ha grabado tres de las cuatro obras de Chopin incluidas en este programa, y es una intérprete muy adecuada para la monumental obra de Mussorgsky. La fuerza y la energía de sus interpretaciones, junto con la sutileza que despliega en sus versiones de Chopin, hacen de este recital una ocasión que se promete memorable.
